A pesar de estar en el mismo país, a unos cuantos kilómetros de mi estado todo es completamente diferente, los alumnos, los maestros, la comida, las formas de enseñar, de hablar. Sin embargo, poco a poco te das cuenta de que en el fondo se persigue el mismo objetivo: aprender, vivir y experimentar. Los compañeros y maestros fueron atentos al preocuparse por cómo me estaba adaptando. La vida fuera de las aulas tenía cierta semejanza; por un lado yo quería conocer todo y por el otro, los demás querían ser instruidos en el ámbito “cómo es esto o lo otro en Jalisco”. Haber participado en este programa de movilidad fue una experiencia inolvidable para mí. Significó conocer otras personas, otra cultura, y otras costumbres.
Es una experiencia muy enriquecedora y que te motiva a seguir conociendo y creciendo más cada día, que te motiva a seguir tus sueños y luchar por ellos, a no pensar en pequeño y a no encerrarnos en nuestro mundo. Fue una gran oportunidad en el ámbito académico y profesional, logrando desarrollar competencias globales, haciendo más completa mi formación, aprendiendo a trabajar en equipo, y a sacar adelante el trabajo ante cualquier situación. Y lo más importante, hice amigos para toda la vida con los cuales comparto sueños y gratos recuerdos. Doy gracias a Dios por permitirme conocer ese hermoso estado con gente tan cálida.
En programas como estos se ve reflejado el interés y compromiso que tiene nuestra Universidad de Guadalajara por el desarrollo académico y cultural de la comunidad estudiantil. Hoy puedo decir, que quienes deseen ir de intercambio, no dejen pasar el tiempo, yo lo intenté sin tener la certeza de que lo lograría, y hoy estoy de regreso con esa maleta extra que va llena de aprendizaje, experiencias, recuerdos y vínculos que, sin duda, valen cualquier esfuerzo. El poder aventurarse a conocer el mundo es algo que te cambia la vida, pues dejas tu zona de confort, abres tus alas, y te vuelves más crítico e independiente. Considero que ésta es una de las mejores experiencias que uno puede decidirse a hacer en la universidad, y como me dijo un buen amigo: “ni el dinero, ni el poder, limitan las ganas de conseguir lo que uno quiere lograr, la vida de uno depende de uno mismo”.
Maelvy Graciela Guerrero Blancas
Centro Universitario de Costa Sur